viernes, 17 de agosto de 2012

Pseudolucanus barbarossa (Fabricius, 1801)


Pseudolucanus barbarossa es una de nuestras joyas entomológicas. Es raro y escaso, nocturno y difícil de ver, grande y llamativo

Es completamente negro de aspecto brillante y puede superar los 4 centímetros de longitud

Es un gran desconocido.El desconocimiento de esta especie obedece a varias causas. En primer lugar, es un animal escaso: no está en todas partes donde existan bosques maduros o madera en descomposición, sino sólo en pocas zonas más umbrosas o húmedas, al menos en el Sur de la Península Ibérica.

En segundo lugar, es difícil de ver: es una especie nocturna y con período de emergencia más difuso que otros grandes xilófagos como los cerambícidos. En tercer lugar, tiene una distribución geográfica restringida, y ajena al ámbito anglosajón, lo que determina que no se incluya en las publicaciones entomológicas divulgativas, hasta hace poco producidas en exclusiva por autores británicos o centroeuropeos.  

Se trata de una especie xilófaga y saproxilófaga. Esto es, las larvas se alimentan de madera en contacto con el suelo y la humedad retenida por éste. Su vida larvaria es exclusivamente subterránea, de forma que se desarrolla entre las raíces y madera enterrada de la base de viejos árboles o tocones y restos aún no derribados de árboles muertos. Se aprovecha exclusivamente de la parte subterránea debido a su dependencia de madera que se descompone al resguardo de la desecación de las partes aéreas de los troncos. Sin embargo esto puede ocurrir no sólo en los tocones y árboles muertos, sino también en viejos árboles vivos en los que una parte de la madera enterrada ya no cumpla su función de soporte y de resguardo de la función vascular.  

Las larvas tienen un ciclo vital de dos o tres años 

Los imagos o adultos son negros, a veces con reflejos burdeos si sobreexponemos mucho las fotos con flash. Los machos presentan mandíbulas prominentes, curvadas hacia dentro, con un diente mediano interior poco marcado y están acanaladas en su perfil superior (otro rasgo distintivo entre los géneros o, mejor dicho, subgéneros, Lucanus y Pseudolucanus). Por contra las hembras tienen mandíbulas menos prominentes pero bien apuntadas y con el diente mediano mejor marcado, también acanaladas Asimismo el pronoto diferencia a machos de hembras, ya que en los machos dicha pieza (intermedia entre cabeza y  élitros) está ensanchada en su mitad delantera, mientras que en las hembras la parte más ancha del pronoto está ligeramente por detrás de su mitad y los bordes pronotales son marcadamente convergentes en su mitad delantera.  

Por lo demás, Lucanus barbarossa, como buen lucánido, está cuidadosamente conformado, con una escultura llena de detalles. La antenas son acodadas, con diez artejos; el primero de ellos o escapo es largo comparado con los demás, que se alinean haciendo codo con el mismo. Los últimos seis artejos constituyen la "clava" antenal, se encuentran pectinados (como las púas de un peine), siendo las laminillas o púas más largas y separadas en los machos que en las  hembras (Lucanus cervus sólo tiene cuatro laminillas). La separación entre cabeza y pronoto y entre éste y los élitros se encuentra protegida por una densa pilosidad amarillo-anaranjada, y la parte inferior del cuerpo, especialmente abdomen, también tiene densa pilosidad. Tibias dentadas, cubiertas quitinosas punteadas y brillantes, con rebordes, cantus ocular delantero, y otros detalles hacen que esta especie merezca un examen detenido.

En cuanto al momento, esta especie es de aparición más bien tardía, y carece de un pico de emergencia como ocurre con los grandes cerambícidos, de forma que se pueden ver ejemplares entre julio y septiembre. Predominantemente de noche, si bien en algunos casos se han visto ejemplares vivos en el crepúsculo, más hembras que machos.

Y es que este animal no sólo es escaso y localizado, sino además difícil de ver. Es una rareza al cuadrado.   

Afortunadamente la especie es polífaga, pudiendo habitar no sólo los Quercus sino también los árboles de ribera u otros. Asimismo se aprecia cierta flexibilidad ecológica (como contrapunto a su exigencia de ambientes húmedos y mesofíticos en entornos mediterráneos) en la posibilidad de llegar a la fase adulta con tamaños bastante variables  lo que contribuye a que la especie resista en las prolongadas series de años secos .

Cuando el adulto se siente amenazado adopta una pose agresiva, con las mandíbulas abiertas y la cabeza levantada, para intimidar al posible depredador

Lucanus barbarossa, en la región mediterránea,  es un endemismo Ibero-magrebí, de forma que se conoce su presencia exclusivamente de la península Ibérica y de las montañas del Magreb desde Marruecos hasta Túnez. En la Península Ibérica está bien distribuido, siendo más escaso en las franjas Norte y Sur, en la primera probablemente porque se vea desplazado por su hermano mayor Lucanus cervus; en la franja sur debido a la mayor aridez ambiental. Por tanto esta especie parece tener su óptimo ecológico en las mesetas de la mitad norte peninsular (donde escasea o falta Lucanus cervus) y en las montañas de la mitad meridional, constituyendo un elemento propio de ambientes de transición entre las regiones mediterránea y eurosiberiana. 













En: sites.google.com  y  herramientas.educa.madrid.org


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